La pedida

Después de catorce años de noviazgo, una tarde lluviosa de marzo con aún mucho frio, una pareja de novios toma un refresco como casi todas las tardes en el mismo bar de siempre con las mismas personas alrededor de todos los días. Él, economista con un trabajo estable. Ella vendedora, pero con ambición de trabajar de lo que ha estudiado su carrera universitaria. Él, hace números incansablemente hasta que por fin termina y le dice a ella “nos da para vivir juntos, podemos casarnos”.

Pues sí, esta historia es real, tan real como que la viví en primera persona. En aquel momento no me pareció trascendental, ni curioso, ni malo ni raro porque…… ME IBA A CASAR.

Pues hoy sí, después de más de veinte años me sigo acordando de aquella historia, me sigo acordando de que yo no tuve pedida, que me la perdí y aunque no hubiese sido con una gran cena, en un hotel lujoso con un dress code de alfombra roja o en la torre Eiffel, Venecia, Roma…. Me hubiese gustado juntar a las familias, en la casa de mis padres, recibir un anillo y entregar un reloj.

No os perdáis nada de este maravilloso viaje que es casarse, disfrutar con cada detalle porque estáis escribiendo el libro de vida vuestras vidas.

La pedida de mano es una tradición en la cual el novio pide la mano de la novia a su padre. Antiguamente se realizaba en casa de la novia, aunque ya está aceptado que se organice en un restaurante, hotel, finca…… Se realizan los intercambios de regalos que también solían ser un anillo para ella y un reloj para él ahora estos pueden ser pulseras, brazaletes, pendientes o gemelos, bolígrafos……

Es un día fantástico para que las familias se conozcan más si no lo han hecho con anterioridad y para que se expongan ideas para la boda aunque la última decisión siempre deben de tenerla los novios.